Conociendo a tu Enemigo: La Batalla Interior
Hermanos y hermanas, en este mundo caótico, a menudo nos encontramos luchando contra enemigos externos: la persecución, la injusticia, la desilusión. Pero hay una batalla más profunda, más silenciosa, que se libra en nuestros corazones. Es la batalla contra nuestro propio enemigo interior, una lucha que nos puede destruir desde adentro si no la enfrentamos con sabiduría y con la ayuda de Dios.
El Enemigo Interior:
- El pecado: "Porque no hay hombre que no peque" (1 Reyes 8:46). El pecado, la tendencia a desobedecer a Dios, es una fuerza destructiva que nos separa de Él y nos lleva a la destrucción. Es como un enemigo que vive dentro de nosotros, buscando debilitar nuestra fe y nuestras relaciones con Dios.
- Las pasiones: "Porque las pasiones de la carne son contrarias al Espíritu, y las del Espíritu son contrarias a las pasiones de la carne; porque éstas se oponen entre sí, de manera que no podéis hacer lo que queréis." (Gálatas 5:17). Nuestras propias pasiones, como el egoísmo, el orgullo, la lujuria, la ira, también luchan por controlar nuestras vidas. Nos atrapan en ciclos de comportamiento autodestructivo y nos impiden crecer en santidad.
- Las dudas: "Pero si alguno de vosotros carece de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y se la dará." (Santiago 1:5). La duda es un enemigo que nos invade con temor y desesperanza. Nos hace cuestionar la fidelidad de Dios y nos impide avanzar en nuestra fe.
Cómo combatir a nuestro enemigo interior:
- Arrepentimiento: "Entonces el pueblo se arrepintió y quitó los dioses extraños de en medio de ellos." (2 Crónicas 30:19). El arrepentimiento es el primer paso para vencer al enemigo interior. Debemos reconocer nuestras falencias, confesar nuestros pecados y pedir el perdón de Dios.
- Renuncia: "Y todo aquel que ama a Dios ha dejado también todas las cosas de este mundo." (1 Juan 2:15). Debemos renunciar a los pecados y a las pasiones que nos dominan. No es fácil, pero con la ayuda de Dios podemos vencer estas tendencias y elegir una vida de santidad.
- Fe y oración: "Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe." (1 Juan 5:4). La fe en Dios es nuestra arma más poderosa. Debemos confiar en su amor, en su poder y en su capacidad para librarnos de las garras del enemigo interior. La oración es una herramienta esencial para fortalecer nuestra fe y para recibir la fuerza que necesitamos para combatir las tendencias negativas.
Hermanos y hermanas, la batalla contra nuestro enemigo interior es una lucha constante, pero con Dios de nuestro lado, podemos vencer.
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