Radio Sinai, en vivo



Una iglesia unida en el Espíritu

¡Amados en Fe de Cristo!

En este tiempo, Dios nos llama a recordar quiénes somos en Él: Su pueblo escogido, llamados a llevar Su luz en un mundo lleno de oscuridad. Hoy quiero invitarles a reflexionar sobre una verdad poderosa: la fuerza del amor y la unidad en Cristo.

A menudo, las pruebas pueden parecer montañas imposibles de escalar, y el mundo puede querer dividirnos con distracciones, problemas o diferencias. Pero Dios nos recuerda que cuando permanecemos unidos en Su amor, no hay tormenta que pueda derribarnos.

Efesios 4:2-3 nos exhorta:

“Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, procurando mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.”

El enemigo siempre intentará sembrar división y desaliento porque sabe que una iglesia unida en el Espíritu es inquebrantable. Pero recuerden: nuestra fuerza no viene de nuestras capacidades, sino del poder de Cristo obrando en nosotros.



Reflexionemos en esta verdad:


Un solo carbón puede apagarse fácilmente, pero cuando varios carbones están juntos, el fuego no solo permanece, sino que se aviva. Así somos como iglesia. Cuando nos amamos y servimos mutuamente, el fuego del Espíritu Santo en nosotros se fortalece y no solo nos sostiene, sino que ilumina a los demás.

¿Cómo mantenernos firmes?

1. Rindamos nuestras cargas a Dios: Él es nuestro refugio y fortaleza (Salmo 46:1). No carguen solos sus preocupaciones; confíen en que Él está obrando incluso en los detalles más pequeños.

2. Practiquemos el amor práctico: Ayudemos a nuestros hermanos en necesidad, perdonemos de corazón y seamos reflejo del amor incondicional de Cristo.

3. Seamos sembradores de esperanza: A cada lugar que vayan, lleven palabras de ánimo y la verdad del evangelio. Dios quiere usarlos como embajadores de Su Reino.



Colosenses 3:14 nos recuerda:

“Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.”

Amada iglesia, el amor no es solo una emoción, es una decisión diaria. Es elegir caminar como Cristo caminó, perdonar como Él perdonó, y extender gracia aun cuando el mundo no la merezca. Porque cuando el amor de Dios fluye a través de nosotros, no solo transforma nuestras vidas, sino también las vidas de quienes nos rodean.



Hoy, les dejo esta reflexión:

Dios ha puesto una misión única en sus vidas. No se comparen ni se detengan por las dificultades. El Señor no llama a los perfectos, sino que perfecciona a los llamados. Sean valientes, trabajen juntos y recuerden siempre: no importa cuán grande sea el desafío, nuestro Dios es mayor.

¡Ánimo, iglesia! Levántense con fe y sigan iluminando el mundo.

Dios les bendiga y guarde en todo momento.

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